Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático para visibilizar la necesidad de luchar contra este fenómeno que cada vez genera mayores impactos en el planeta y las personas. Las consecuencias del cambio climático provocan el desplazamiento forzado de las personas que se ven más impactadas directamente, ya sea en desplazamientos dentro de su propio país o debiendo emigrar al extranjero. Según ACNUR, en 2050 habrá más de 250 millones de personas de todo el mundo desplazadas de forma forzada debido a la degradación medioambiental. En el primer informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) en 1990, ya se advertía que la migración de millones de personas sería uno de los principales efectos del cambio climático. 

Por un lado, encontramos impactos que se llaman de generación lenta, como pueden ser las sequías. Estos fenómenos están directamente vinculados al calentamiento global, provocado por la actividad económica del modelo capitalista y sus consecuentes emisiones de CO2, y tiene un impacto más pronunciado en las zonas tropicales del planeta. En las regiones del Sahel y del Cuerno de África, por ejemplo, en las últimas dos décadas hay sequías continuadas que afectan gravemente a los cultivos, que son escasos y de peor calidad. En el otro extremo encontramos lluvias torrenciales, que no sólo no son útiles como riego para los cultivos, sino que los estropean. Este fenómeno sucede en muchas regiones como en Centroamérica o el sur de Asia. Estas consecuencias del cambio climático fuerzan a las personas que viven en las zonas más afectadas a desplazarse a otros países.  

El calentamiento global también provoca que los fenómenos meteorológicos adversos ocurran con mayor frecuencia. El paso de la DANA por Valencia en 2024 es un ejemplo, pero estos hechos ocurren a menudo en los países de zonas tropicales. Zonas costeras enteras quedan devastadas por estos fenómenos y fuerzan a la población a desplazarse. El aumento del nivel del mar, provocado por el deshielo de los polos debido al cambio climático, también afecta de forma más agravada en los países tropicales ya que es donde crece más la costa.   

Aunque los países con mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero son los países industrializados del norte global, los que se ven más afectados de forma desproporcional son los países del sur global. En Pakistán cada vez se registran más oleadas de calor que afectan a las regiones agrícolas densamente pobladas del río Indo, así como inundaciones cada vez más devastadoras, pero también sequías, desertificación y estrés hídrico. En Perú, en tan sólo 20 años el 15% de su territorio se ha degradado con tendencia a la desertificación, y en Honduras muchas comunidades han sufrido pérdidas y contaminación del agua, inundaciones, sequías y, en algunas regiones, erosión costera, deslizamientos y aumento del nivel del mar, generando desplazamiento.   

En ese contexto, los países del norte global tienen una responsabilidad directa en la acogida de las personas que se ven forzadas a desplazarse y solicitar protección internacional para vivir en condiciones dignas y seguras. Sin embargo, toda persona desplazada de forma forzada debido al impacto del cambio climático se encuentra en un vacío legal, ya que la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados (1951) no contempla la figura de refugiado/a climático/ao ambiental.  

Por estos motivos, desde la Comisión Catalana de Acción por el Refugio (CCAR) reivindicamos que los efectos del cambio climático están generando que se incremente el número de personas que se ven obligadas a huir de sus países y que es necesario abordar la falta de definición jurídica de estos desplazamientos forzados para garantizar la protección de estas personas y su acogida.